No me malinterpretes.
También tengo problemas, hay cosas que no me gustan y me molestan.
Como cualquier otra persona, se me sube la sangre a la cabeza cuando las cosas no van con respecto al plan.
Tengo un hijo de 10 años y varios sobrinos más jóvenes que, inevitablemente, ponen a prueba mi paciencia… a veces.
Pero, en general, no me estreso realmente.
O si lo hago, es muy temporal.
¿Por qué?
La mayoría de mis clientes y amigos dicen que es porque soy relajado. Lo cual es verdad sólo en parte.
La verdadera razón por la que no me estreso es porque soy un solucionador de problemas. Y 9 de cada 10 veces, en lugar de preocuparme y discutir sobre un problema, me pongo a pensar en maneras de resolverlo.
Y eso me ha servido bien, y a mis clientes también.
Pero, ¿qué pasa con los problemas aún no puedo resolver?
Bueno… me he dado cuenta de que los problemas y las cosas que no me gustan, se dividen en dos categorías principalmente.
- Las cosas que no me gustan, pero no puedo hacer nada al respecto.
- Las cosas que no me gustan y puedo hacer algo al respecto
… Y sólo una de esas categorías es la que vale la pena ocuparse.
Bueno, no se puede hacer nada sobre el otro así que ¿por qué perder el tiempo y energía en él?
Muchos empresarios pierden el tiempo preocupándose y discutiendo sobre las cosas que no pueden controlar.
Como la economía, el precio de la mezcla de crudo mexicana, el fracking, etc.
Igualmente, discuten acerca de lo que sus competidores están haciendo o no haciendo.
Y al hacerlo, le prestan muy poca atención a las cosas que sí pueden controlar y de las cosas que pueden hacer algo al respecto. Como pasar tiempo con sus clientes descubriendo nuevas necesidades o tal vez desarrollando nuevos mercados.
¿En qué estás centrando tu tiempo, tu energía?
¿En lo que puedes influir o en lo que NO puedes influir?
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